martes, 6 de octubre de 2015

CAMINO DE SANTIAGO 2015 - O'CEBREIRO - TRIACASTELA


CAMINO DE SANTIAGO 2015
O'CEBREIRO - TRIACASTELA


PRÓLOGO: 

Salida de O'Cebreiro
Etapa bastante dura; durante la noche ya habíamos presentido que iba a llover porque habíamos visto las previsiones meteorológicas, pero teníamos nuestras esperanzas de que así no fuera. Al despertar temprano vimos por la pequeña ventana del hostal como en el exterior no paraba de llover; ya concienciados de que iba a ser así, nos levantamos, preparamos las cosas, cogimos las mochilas y nos fuimos a desayunar. El bar estaba abarrotado de peregrinos preparados para salir a pesar del aguacero, tardamos un poco porque los pedidos en la barra se desbordaban, pero al final lo conseguimos. Después del necesario y potente desayuno salimos a la calle con algo de reparo, pero viendo que no quedaba otra, nos dispusimos a caminar con un poco de miedo, pero a pesar de la constante lluvia lo llevamos con mucha calma e incluso con diversión. No paró de llover en toda la jornada de caminata, aunque al final el tiempo nos dio una pequeña tregua y a mitad de camino nos dimos una buena zampada de caldo gallego calentito y otras viandas. Al final llegamos empapados, pero llegamos a nuestro destino deseado, que era lo importante, cumpliendo así una etapa más de nuestro particular Camino de Santiago.


DESCRIPCIÓN:

Cruzamos la calle principal del pueblo, que desciende suavemente dejando la Iglesia a nuestras espaldas y nos dirigimos al albergue, por donde pasamos de largo junto a su fachada principal; luego iremos por una senda pedregosa que debido a la lluvia está casi por completo embarrada hasta que conectemos con una pista forestal donde hay una línea de alta tensión; después giramos a la izquierda y zigzagueamos hasta desembocar en la carretera, en la aldea de Liñares, donde hay un restaurante de carretera donde poder comprar algo de última hora y una fuente pública de agua. 

 

  

Pasamos luego junto a la Iglesia de San Estevo de Liñares y enseguida pisaremos la calzada, por la que cruzaremos para tomar otra vía secundaria y desviarnos poco después hacia la izquierda por un sendero que asciende bastante pedregoso; no para de llover y el recorrido se nos hace algo penoso por no poder disfrutar plenamente de estos maravillosos paisajes de bosques de abedules. 

 
 Iglesia S. Estevo de Liñares (i); Alto de S. Roque (d).

El Camino nos lleva a coronar el Alto de San Roque, a 1270 metros de altitud, donde al otro lado de la carretera, hay un monumento al peregrino; seguiremos paralelo a la misma casi llaneando, hasta que un desvío a la derecha nos lleva al pueblo de Hospital da Condesa, donde la entrada de la Iglesia de San Juan nos brindó refugio de la persistente lluvia; es de estilo románico, muy austera y con unas escaleras exteriores de acceso al campanario.

 Iglesia de S. Juan en Hospital da Condesa.

Esperamos un poco a ver si escampaba, pero no hubo manera; multitud de caminantes veíamos que no abandonaban el Camino y nosotros, como buenos peregrinos, seguimos sus mojados pasos. Continuamos caminando por el arcén de la carretera un trecho hasta desviarnos hacia la derecha por otra vía secundaria que desciende un poco hasta que por la izquierda comienza a subir una senda con firme de gravilla hasta desembocar de nuevo en asfalto, en la aldea de Padornelo, junto a la Iglesia de San Xoán, fechada en el siglo XV, situada junto a una fuente pública de agua. 

 Iglesia de San Xoán en Padornelo (d).

Seguimos llaneando por un camino empedrado y luego, una corta pero intensa subida por una senda pedregosa que nos deja después de unos trescientos metros, en el Alto do Poio, en la carretera, desde donde hay unas vistas panorámicas de la Sierra de O Rañadoiro y el valle a sus pies, que no hemos podido disfrutar debido al clima de niebla y lluvia; hay un albergue situado estratégicamente junto a la carretera para tomar un descanso, reponer fuerzas en su bar y secarnos un poco de la constante lluvia.

 Atravesando Padornelo.

Después de un buen rato para reponernos, continuamos el Camino, esta vez por una senda llana con firme de gravilla que discurre entre frondosa vegetación paralela a la carretera, que después de aproximadamente unos tres kilómetros de incesante lluvia sin poder disfrutar de las vistas, llegamos al núcleo urbano de Fonfria, donde descansamos de nuevo en el Albergue la Reboleira. 

 En el Albergue La Reboleira.


Enseguida nos ponemos en camino y el tiempo sigue igual, sin visos de que cambie; el Camino continúa por un bonito y verde sendero que desciende muy suavemente entre mucha vegetación, sobre todo helechos, que bordean la casi la totalidad del recorrido. Sin esperarlo, nuestra senda desemboca en la carretera junto al Restaurante Betularia, miramos el reloj y vemos que se nos ha pasado la hora de comer, por lo tanto decidimos entrar para reponer fuerzas ya que aún nos quedaba por lo menos unos siete kilómetros; fue la mejor opción ya que un casero caldo gallego y unos huevos fritos con chorizo nos dejaron como nuevos a pesar del mal tiempo que reinaba en el exterior, fue alimento para el cuerpo y el alma.

 
Reconfortante almuerzo.


 

Entre muchas risas y humedades varias, nos envolvemos de nuevo en nuestros impermeables y continuamos como buenos peregrinos que somos, cruzando la aldea de O’biduedo, donde nos paramos unos instantes a curiosear en la pequeña Capilla de San Pedro, cerrada seguramente por el mal tiempo. Luego seguimos llaneando por una senda bastante ancha que va paralela a la carretera, hasta que un rato después giramos bruscamente a la izquierda y tropezarnos con un albergue donde hay un hórreo restaurado, donde nos paramos para hacernos alguna foto. 

 Capilla de San Pedro (i).


Parece que el tiempo está un poco más claro y nos da una tregua para seguir un poco más cómodos andando por el precioso sendero delimitado con muro de piedras y con vistas panorámicas hasta llegar a la aldea de Pasantes, último núcleo de población antes de finalizar la etapa; hay una pequeña Capilla y después de cruzar la aldea seguiremos por otra senda de gravilla que desciende suavemente hasta la entrada a Triacastela, donde nos recibe un centenario castaño y un camino empedrado que nos adentra paulatinamente en el pueblo y donde finalizaremos esta etapa.




Entrada a Triacastela, final de etapa.


En la misma calle de entrada nos encontramos el hostal, que comparte edificio con un albergue; nada más llegar y darnos las habitaciones, nos fuimos corriendo a cambiarnos y descansar; nos teníamos que quitar toda la ropa mojada e intentar secarla lo máximo posible para tenerla lista para el día siguiente. Un largo descanso en las habitaciones y luego quedamos en el hall del albergue para ir a cenar; no pudimos pasear por el pueblo ya que había empezado de nuevo a llover. De regreso curioseamos cerca del hostal e hicimos un poco de vida social con el resto de peregrinos que se alojaban en el albergue; ya casi derrotados por la dura etapa, nos tocaba dormir para estar frescos al día siguiente y continuar el Camino.


© Texto de Francisco Fariña
    francisco_farina@yahoo.es
© Fotografías de Francisco Fariña y Javier López.



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