lunes, 18 de marzo de 2024

ERMITA VIRGEN DE LA SALUD (ARURE) - VALLE GRAN REY (Por el GR-132, Camino de La Mérica)

ERMITA DE LA VIRGEN DE LA SALUD (ARURE) – VALLE GRAN REY

(Por el GR-132, Camino de la Mérica)
 
FICHA TÉCNICA
 
TÉRMINO MUNICIPAL: Valle Gran Rey (Isla de La Gomera).
COMO LLEGAR: Desde San Sebastián, capital de la isla, parte la carretera GM-1 que conecta directamente con Valle Gran Rey; en el punto kilométrico 54 se encuentra el Caserío de Arure, punto de inicio de la ruta.
COMIENZO: Ermita de la Virgen de la Salud.
FINAL: Iglesia de los Santos Reyes.
DIFICULTAD: Media.
DURACIÓN: Indeterminada.
LONGITUD: 7,8 km.
PROVISIÓN DE AGUA: En Valle Gran Rey hay todo tipo de servicios.
LUGARES DE INTERÉS: 1.- Ermita de la Virgen de la Salud; 2.- Mirador del Santo; 3.- Calzada del Berodal; 4.- Montaña y Cueva de Terejigüete; 5.- Montaña de la Tunera; 6.- Casa de Los Casanova, con el horno de cal y el aljibe; 7.- Pajar y era de Los Trujillo; 8.- La Punta Perico; 9.- Museo La Alameda; 10.- Capilla de La Milagrosa; 11.- Parroquia de Los Santos Reyes.
VENTAJAS: Sendero señalizado y homologado que forma parte de la ETAPA 4 del GR-132.
INCONVENIENTES: El continuo descenso por la zona de “Quiebracanillas” hasta el final de la ruta, puede ser algo fatigoso.
PELIGROSIDAD: Hay algunas zonas expuestas y algo resbaladizas en la bajada final, pero yendo con cautela, apenas reviste peligro.
TIPO DE RUTA: Senderismo.

PUEDES SEGUIR O DESCARGAR ESTA RUTA EN WIKILOC


CARTOGRAFÍA


DESCRIPCIÓN


El núcleo poblacional de Arure se encuentra en la zona alta del municipio, junto al de Las Hayas, este último situado a un nivel superior y bastante cercano a los límites del Parque Nacional de Garajonay, el cual alberga un palmeral muy frondoso y destacable en la isla de La Gomera; por su parte, Arure es un caserío disperso alrededor de la carretera GM-1, situado en las laderas del cauce del Barranco de Arure, donde se encuentra la Ermita de la Virgen de la Salud, un templo fechado en el año 1510, el cual sufrió varias reformas en el siglo XVIII, manteniéndose hasta entonces su aspecto actual; en su interior destaca una imagen de San Buenaventura del siglo XVIII y en el altar mayor, la imagen muy venerada en el pueblo, de la Virgen de la Salud.


Ermita de la Virgen de la Salud.

Inicio del Camino de La Mérica.

Comenzamos la ruta en la plaza donde está la citada Ermita y tenemos que ir por la carretera unos doscientos metros hasta encontrarnos con la bifurcación que se dirige al Mirador del Santo, donde hay un poste con varias señales que indican la dirección a seguir hacia los caseríos de Taguluche y Alojera y otra hacia Valle Gran Rey por La Mérica, esta última es la que tenemos que seguir, fundiéndose con la ETAPA 4 del GR-132, Camino Natural Costas de La Gomera. Nos desviamos hacia la derecha para acceder al mirador, una amplia atalaya donde se encuentra la pequeña Ermita de San Salvador, con amplias vistas sobre el Valle de Taguluche, que se extiende bajo las laderas del Monumento Natural del Lomo del Carretón; en el fondo del valle se encuentra el Caserío de Taguluche bordeado por el cauce del Barranco de Amador, bajo el impresionante Roque de la Mona (548 m.) y el Roque Caído (555 m.), unas vistas que no debemos perdernos.

Mirador del Santo.

De regreso a nuestra ruta, continuamos por el GR, que es el Camino de la Mérica, pasaremos junto a unas viviendas en la Gollada de Jurgán, y luego continuamos por la Pista de la Lomadilla, una pista de tierra que discurre sobre la cabecera del Barranco de Arure, del cual podemos ver su profundo cauce y su desembocadura junto al Roque de Teguerguenche (662 m.). 

Caserío de Arure y cabecera del Barranco de Arure (Dcha.)

Valle de Taguluche (izq.).

Avanzamos resguardados por un talud rocoso y entre algunos ejemplares de Pinos Monterrey (Pinus radiata), por la Gollada del Pedregal y luego bordeando la Picorosa del Grejo (842 m.), un promontorio rocoso que se eleva frente a nosotros y que no pasará desapercibido a nuestra vista; a nuestra derecha se precipitan hacia el abismo, las paredes rocosas hacia el Valle de Taguluche, que forman el cauce del Barranco de Amador, desembocando en la costa, donde es posible visualizar la silueta de la Isla de La Palma en el horizonte. 



Un poco más adelante encontramos el principio del sendero hacia el Caserío de Taguluche, distante a unos dos kilómetros y cuatrocientos metros, según reza una señal situada en el inicio, se trata de la RUTA 08 de la Red de Senderos de la Isla de La Gomera.
Continuamos por la pista en suave ascenso y luego desciende bruscamente, pero con poco desnivel, bordeando una zona pastoril, donde hay unas instalaciones ganaderas; las panorámicas visuales incluyen los dos flancos a cual más espectacular, a la derecha el Andén de la Jaya y el Roque de la Lomadilla (813 m.), que jalonan el cauce profundo del Barranco del Bucio, y a nuestra izquierda las grandes paredes que bordean el cauce del Barranco de Arure, que albergan el trayecto de la carretera GM-1; a lo lejos también podemos ver la Fortaleza de Chipude, catalogada como Monumento Natural, un notable accidente geográfico de origen volcánico con una cima plana de unos trescientos metros de diámetro y una altitud de 1243 metros sobre el nivel del mar.

Fortaleza de Chipude (dcha.).


Seguimos la ruta entre algunos ejemplares aislados de Piteras (Agave americana) y numerosas Tabaibas (Euphorbia berthelotii), en dirección al Roque de la Jara (842 m.), en cuya base se encuentra la Gollada de Morero, desde donde se ve mejor la Fortaleza de Chipude, que se alza en el entorno del núcleo poblacional homónimo, también visible. La Calzada del Berodal, es el camino que asciende desviándose de la pista de tierra por la derecha, un sendero empedrado y bordeado por un murete de piedra seca que asciende en línea recta y con moderada pendiente por la llamada Cuesta del Berodal, una subida que va bordeando las paredes rocosas del Roque de la Jara (842 m.). 

Calzada del Berodal.

GR-132 por la Gollada de Juan Laso.

Roque de la Jara (842 m.). 

Al terminar la pendiente, seguimos llaneando por la Gollada de Juan Laso, sobre la cabecera del Barranco de Los Cabucos, que converge más abajo con el Barranco de Arure; mientras avanzamos, nos deleitamos con las panorámicas que rodean el entorno del vertiginoso valle colindante al Valle de Taguluche, formado por las laderas que crean los profundos barrancos de La Cañada de Bárbola y La Cañada de la Muchacha, al fondo aún podemos divisar el Caserío de Arure y la Isla de La Palma en el horizonte oceánico.
 
 
 
El camino progresa en suave ascenso y más adelante, desciende mediante un tramo empedrado, que termina poco después en un firme más compacto y sin pavimentar, que continúa su curso bajo algunos Pinos Canarios (Pinus canariensis) que forman un diminuto bosque jalonando nuestros pasos. A nuestra derecha y sobre una pequeña meseta de tosca rojiza, hay un corral para el ganado y frente a nosotros veremos la Montaña de Terejigüete (854 m.), un promontorio rocoso que se alza sobre nuestras cabezas, donde, según el investigador francés René Vernau, se encontró a finales del siglo XIX un yacimiento Guanche con restos óseos y etnográficos; ascendemos por un precioso camino empedrado que zigzaguea por sus laderas formadas por un talud de roca basáltica, que se asoma vertiginosamente al Valle Gran Rey, donde podemos distinguir algún caserío disperso situado en la ladera norte, como Los Descansaderos y Lomo del Balo, en lo alto del valle también volvemos a ver La Fortaleza de Chipude.
 
Montaña y Cueva de Terejigüete.



El camino pasa junto a la Cueva de Terejigüete, una oquedad que posiblemente fue morada de Guanches y que actualmente sirve de refugio pastoril, situada bajo el risco y asomada al valle; si volvemos la vista atrás en este punto, veremos parte del camino recorrido y las formaciones y promontorios rocosos que lo jalonan, al igual que los caseríos que se ubican sobre el valle, como son el de Acardece, Las Hayas, El Cercado e incluso Chipude. Unos metros después, estaremos en La Cabezada de la Mérica, por donde discurre nuestro sendero entre multitud de Tabaibas (Euphorbia berthelotii), dirigiéndose hacia la Lomada de la Mérica. Encontramos enseguida una desviación hacia la derecha, que abandona el camino principal y que tomaremos para acceder a la Montaña de la Tunera (833 m.), una atalaya rocosa donde hay un punto geodésico y que es el punto más alto de la ruta; desde esta ubicación las panorámicas son inmejorables, tanto de la parte occidental de la isla compuesta de profundos acantilados y de la oriental, donde destaca el profundo tajo del Valle Gran Rey, también es visible la totalidad de la meseta por donde discurre el GR-132 que vamos recorriendo.
 
Montaña de La Tunera (833 m.).
 
 
 GR-132 por el Camino de La Mérica.

Regresamos al camino principal entre Tabaibas (Euphorbia berthelotii) y algunos ejemplares aislados de Aulagas (Launaea arborescens), encontrándonos con un firme de tosca muy compacta, combinado con algunos tramos que han conservado el empedrado original y otros escalonados con peldaños de piedra; avanza en suave descenso y muy marcado bordeando la Montaña de las Pilas (804 m.), una pequeña colina rocosa que alberga en su base una construcción en ruinas, la Casa de los Casanova, original de los años 30 del siglo pasado, propietarios de las explotaciones agrícolas y de la extracción de cal que existían en este lugar; junto a la casa hay restos de un aljibe y un horno de cal y por el entorno más cercano, las huertas abandonadas que recuerdan un pasado fértil donde se plantaba trigo, cebada y legumbres.
 
 Montaña de Las Pilas (izq.).

 
Casa de Los Casanova, aljibe y horno de cal.
 
Continuamos nuestra ruta por la Gollada del Guirre, por un camino ancho que discurre jalonando las grandes extensiones agrícolas en forma de huertas delimitadas por muretes de piedra seca; a nuestra izquierda se deja ver la cabecera de Valle Gran Rey bajo la imagen omnipresente de la Fortaleza de Chipude y al lado contrario las huertas de cultivo y otro horno de cal ubicado en el borde del acantilado, distante a unos doscientos metros. Continuamos por el ancho camino, que tiene escalones de piedra cada cierta distancia, por la zona conocida como Orillas del Guirre, donde se encuentra el Pajar de Los Trujillo o también conocido como La Casa de la Mérica, que se encuentra muy cerca de nuestros pasos, es una edificación de piedra en estado ruinoso propiedad de la familia de Los Trujillo, los dueños y gestores de las fincas colindantes, las cuales se usaban para plantar trigo y cebada; también hay una era de trilla en un estado de conservación excelente, que formaba parte de la misma propiedad.
 
 GR-132 por el Camino de La Mérica.

Pajar y era de Los Trujillo.
 
Pisamos de nuevo algunos tramos de suelo empedrado, que discurren en línea recta en dirección al llamado Fondo de la Mérica, a nuestra izquierda, sin tenerlo a la vista, está El Roquillo (637 m.), un pitón rocoso que se asoma al valle y en sus inmediaciones el Pajar de Leonardo, otra edificación ruinosa que, con toda seguridad, fue morada de agricultores de la zona. En un momento determinado, el ancho sendero por el que venimos progresando, se termina bruscamente y comienza un descenso muy sinuoso y con vistas muy vertiginosas hacia el Valle Gran Rey, por la zona conocida como “Quiebracanillas”; el firme se encuentra empedrado, aunque nos iremos encontrando algunos tramos más erosionados y otros reforzados con algunos escalones de piedra. 
 
GR-132 por el Camino de La Mérica.
 
Continuo descenso por "Quiebracanillas".

Vamos sobre el Andén de las Orijamas en dirección a La Punta Perico, un escarpe rocoso expuesto al vacío que rodearemos cuando lleguemos a su base y que aprovecharemos su sombra para un pequeño descanso donde poder disfrutar de las vertiginosas vistas del entorno. 



Luego continúa en incesante descenso bordeando grandes paredes rocosas donde es fácil observar, en algunos tramos, unas formaciones rocosas curiosas como la llamada “disyunción columnar”; después, seguimos progresando mediante grandes tramos en línea recta con firme escalonado y algunos otros que han mantenido su empedrado original, hasta que, en una de las vueltas, veremos un poste con varias señales de dirección del GR, hacia la derecha hay un acceso al Mirador de Juan Rejón, distante unos trescientos metros, un espacio de ocio donde se ubica la antigua escuela de Juan Rejón, una de las primeras de Valle Gran Rey; el resto de señales nos indican diferentes puntos y sus correspondientes distancias hacia varios destinos de la ETAPA 4 del GR-132

Acceso al Mirador de Juan Rejón (izq.).

Llegando al Barrio de La Calera.

Seguimos la marcha mediante un firme empedrado que discurre entre un murete de piedra que delimita el camino y que desemboca poco después, mediante una rampa cementada, en la Calle La Alameda, ya dentro del Barrio de La Calera. Avanzamos hacia la derecha por dicha vía y enseguida pasaremos junto al Museo de La Alameda, una edificación de arquitectura tradicional canaria, utilizada antiguamente como tienda de barrio, que ha sido rescatada del pasado y reconvertida en museo etnográfico. 


Museo de La Alameda (izq.) y Capilla de La Milagrosa (dcha.).

Continuamos la ruta, deteniéndonos unos metros más adelante, en la Capilla de La Milagrosa, un pequeño templo religioso de estilo contemporáneo, del cual destaca una imagen de la Virgen de La Milagrosa en su portada y una espadaña rematando el inmueble.


Parroquia de los Santos Reyes.

Enlazamos unos metros después con la Calle La Palmita, donde hay varios restaurantes y enseguida nos desviamos hacia la izquierda por la Calle Cuestita de La Calera, donde hay una fuente de agua pública, un pasaje escalonado que desciende entre las viviendas y que termina poco después en la Avenida de La Calera, donde hay una pequeña y coqueta plaza, justo enfrente de la Parroquia de los Santos Reyes; a esta feligresía pertenece la Ermita de San Pedro, situada en la Playa de la Calera, la Capilla de La Milagrosa, que ya visitamos anteriormente y la Ermita del Carmen situada en el Puerto de Vueltas. Todas ellas situadas muy cerca del punto final de nuestra ruta, pudiendo aprovechar la ocasión para visitarlas y al mismo tiempo descubrir el entorno turístico que caracteriza a Valle Gran Rey.
 
 
© Texto y fotografías de Francisco Fariña